De la filosofía

Invitación a la filosofía.
Todo cuanto deseamos honestamente se reduce a estos tres objetos principales, a saber, entender las cosas por sus primeras causas, dominar las pasiones o adquirir el hábito de la virtud y, finalmente, vivir en seguridad y con un cuerpo sano."
(Baruch, Spinoza)
En tiempos (presentes) de extrema violencia y de exterminio de la convivencia, la comunicación y de la propia existencia (de la humanidad) a causa de las invasiones, las guerras, las crisis sanitarias debido a nuevas y más fuertes sepas del Coronavirus en donde el aroma de la muerte es la nueva normalidad, la continua práctica de la corrupción de los estados mundiales apoyados en formas blandas de control y poder. El incremento del dominio económico de las trasnacionales que provocan la monetización de las actividades sociales, científicas y educativas; así mismo, el deterioro ecológico del planeta entero y el descredito total de la verdad, más el hecho de que en la actualidad laboral y cultural todo tiende a ser resuelto mediante el uso de tecnologías de la comunicación e información a través de redes sociales, sitios web y contextos ciberespaciales, en los que de inmediato se experimenta el vacío y olvido por las cuestiones más vitales y dignas que una sociedad tradicionalmente se plantea como base esencial para una vida de bienestar: material y espiritual. De paz y de justicia, también. No admitir estas condiciones objetivas que cercan a la existencia contemporánea, sería perder la esperanza de hallar una explicación y comprensión del sentido de los horizontes actuales de la vida, a fin de proponer alternativas viables de solución.
Pese al entorno virtual y la espalda que las ciencias tecnificadas le han dado a la verdad y a la vida, no hay que perder de vista u olvidar que la filosofía estudia el planteamiento histórico de los razonamientos teóricos y reflexiones fundamentales: ontológicas, epistémicas, éticas y estéticas de una época, por lo que nuestro tiempo requiere ser explicado y comprendido a la luz de la negatividad de los juicios. Y esto es un gran motivo por el cual acercarse al cultivo de la reflexión filosófica.
Se puede percibir que la reflexión filosófica es un llamado vocacional y que se origina frente a la experiencia del asombro, admiración y capacidad de maravilla que el ser humano posee, para los filósofos griegos todo esto era simplemente lo que ellos llamaban "tahuma" es decir, asombro, por lo que, la condición que se le pide al interesado que quiera recorrer los caminos de la filosofía, es que frente a la realidad se deje llevar con actitud de "incógnita, de perplejidad, de verdadero azoro, recobrando la inocencia de la infancia y la capacidad de preguntar". Eduardo Nicol afirmaba que mientras haya capacidad de asombro y se pregunte acerca del qué, del porqué y del para qué, se está haciendo de algún modo filosofía.
Recientemente la normalidad tradicional fue asaltada por innovadoras maneras, formas y medios tecnológicos de comunicación e información, de investigación y de enseñanza. Tecnologías y discursos educacionales que impusieron una rutina en donde sin importar si es de mañana, tarde o noche, es imprescindible, en el caso de la actividad docente, conectarse a dispositivos, plataformas, programas y al fluir de la información para trasmitir la reflexión como conocimiento, procurando que la sinceridad desde la que actuamos posea tientes de intencionalidad artística. La enseñanza desde siempre ha sido una acción dialógica. Intercambio de conocimientos, valores y actitudes.
Afortunadamente, el conocimiento sigue siendo una actividad vinculatoria de una conciencia a otra conciencia, lo que equivale a entrar en relación con los demás; no se puede hablar de la realidad sin hacer referencia a lo que percibimos en relación con los otros. Sin diálogo, sin la escucha mutua no hay relación ni intercambio de concepciones de mundo, desde nuestras creencias hasta nuestras más elaboradas teorías o provocadoras tesis acerca de la realidad, sea en su presencia o en su desaparición. En una realidad presencial, híbrida o una de plenitud virtual la reflexión filosófica sigue elaborando preguntas esenciales y repuestas fundamentales, críticas y terapéuticas.
A grandes rasgos: qué es la realidad, es la pregunta primordial y arcaica de la filosofía. La realidad posee dos notas esenciales: Ser y Verdad. El problema del ser y de la verdad se enlazan para dar lugar a la existencia, que es el modo dable de ser del hombre en el mundo; es aquí, en la existencia, donde advienen las interrogantes fundamentales y la gran cantidad y diversidad de respuestas que el pensamiento genera. El hombre, como ser del pensamiento y de la expresión, históricamente produce, formas de interrogación (mitológica, religiosas, artísticas, filosóficas, científicas, tecnológicas) y modos de respuestas (metafóricas, conceptuales y fórmulas) en tanto quehacer permanente por dar cuenta de la realidad. La realidad preocupa y ocupa.
La preocupación es la condición para la reflexión, meditación y argumentación filosófica, tanto por el origen y naturaleza de las disciplinas o campos, respuestas, métodos, doctrinas y corrientes filosóficas y exigencias actitudinales, se infiere que ha sido a través de esta forma de reflexionar por la que los sabios se han planteado preocupaciones y problemas, cuyas respuestas históricas han quedado en las páginas vivas de los textos, pero también en la sabiduría ancestral de los pueblos y sobre todo en las particulares opiniones de los individuos, para que las exploremos y las problematicemos e ir construyendo genuinas preguntas, dudas y respuestas sobre el Mundo, Dios y el Hombre. Espero que ustedes ya hayan sido alcanzados por la inquietud de saber más sobre lo que hacen en su vida personal, familiar y profesional o que la preocupación les exija buscar y dar razones respecto a su estar y ser en el mundo. Entonces ¿Por qué acercarse al cultivo de la filosofía?
Evidentemente, hay que admitir que en estos tiempos de cultura hifanizada (ahora varios dicen cultura híbrida) en donde todo tiende a ser resuelto mediante el uso de redes sociales, sitios web y contextos ciberespaciales, en los que de inmediato se experimenta olvido o renuncia por las cuestiones más vitales y dignas que una sociedad se impone como base esencial para una vida de bienestar: material y espiritual. Por supuesto, quien interesado se encuentre en estudiar filosofía, más allá del carácter práctico, terapéutico y difusivo con el que por estos días suele identificarse a esta disciplina, ha de advertirse como curioso, con espíritu crítico y sin pereza para la argumentación, puesto que, quien ingresa a la filosofía entra al ámbito de las grandes preguntas y dilemas del ser humano, por lo que hay que dar explicaciones sólidas, respaldadas en la investigación y lejos de los honores, famas y riquezas o aplausos.
La reflexión filosófica es para los curiosos e imaginativos, para los que escuchan y ven; para quiénes no se conforman con respuestas parciales o meras opiniones, puesto que la reflexión filosófica desarrolla una actitud analítica y crítica, pero también humanista. Claro, es imposible no señalar que el estudio de la filosofía conlleva implicaciones personales, es decir, es un acto de fidelidad del individuo consigo mismo y ante la sociedad, pues continuamente hay que estar evaluando, por una parte, la existencia, que siempre es individual y única; por otra parte, el comportamiento y cómo se debe actuar correctamente en la sociedad. Entonces, de esta manera, quien estudia filosofía se coloca, interpreta y vive el mundo.
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Bibliografía:
González Va. Juliana. "Unidad y pluralidad de la filosofía". Theoría. Revista de filosofía. UNAM. Méx. 1993.
Nicol Eduardo. "Crisis de la educación y de la filosofía". Idea de vario linaje. UNAM. Méx. 1990.
Del universo

Idea acerca del universo.
El hombre, que desde la edad primitiva y mitológica hasta la edad más desarrollada científica y tecnológicamente en la que la observación humana se efectúa mediante poderosos telescopios electrónicos, enlazados a supercomputadoras, comenzó a caminar un largo trecho y continúa acción de ordenación del Caos. Desde aquel primigenio y arcaico momento en que el hombre elevo su mirada hacia la inmensidad del cielo y grandeza de los astros, se despertó, algo así como una conciencia cosmológica. Decía Anaxágoras que "En todo hay una parte del todo", por lo que, la cosmología es la ciencia del todo.
Para los primeros filósofos Caos es el primer ser, de naturaleza hueca, vacío. Es previó a todo. Desde entonces el ser humano intuyo que la totalidad del espacio y del tiempo, pasado, presente y futuro constituyen al Cosmos; también por medio del sentido común y el sentimiento religioso advertía que el Cosmos es incomensurable y que es mucho más lo que ignora que lo que sabe de éste. Asimismo, que las diversas formas de la materia, la energía, las fuerzas e impulsos y las constantes físicas que mantienen en un proceso equilibrado de transformación, o sea de cambio y devenir permanente, a los entes celestes, conforman lo que hombre concibe como universo. Sin omitir que cada cultura crea o concibe sus propios modelos del universo.
Para los primeros filósofos Caos es el primer ser, de naturaleza hueca, vacío. Es previó a todo. Desde entonces el ser humano intuyo que la totalidad del espacio y del tiempo, pasado, presente y futuro constituyen al Cosmos; también por medio del sentido común y el sentimiento religioso advertía que el Cosmos es incomensurable y que es mucho más lo que ignora que lo que sabe de éste. Asimismo, que las diversas formas de la materia, la energía, las fuerzas e impulsos y las constantes físicas que mantienen en un proceso equilibrado de transformación, o sea de cambio y devenir permanente, a los entes celestes, conforman lo que hombre concibe como universo. Sin omitir que cada cultura crea o concibe sus propios modelos del universo.
Arthur Koestler afirma en su historia de las concepciones del universo (Los sonámbulos, 1959) que "el espectáculo de los cosmólogos del siglo VI, A. C, evoca el de una orquesta antes del concierto, cuando cada uno de los músicos afina su instrumento y está concentrado en aquello que hace sin prestar atención a los maullidos de los otros. Justo cuando uno de ellos tenía conocimiento de una media docena de proposiciones geométricas y oía decir que los fenómenos celestes reaparecían periódicamente, empezaba a buscar una ley para el todo y a construir un sistema de Universo", es decir, que cada pensador sentía la necesidad de crear una cosmología personalizada. Al respecto, Kant pensaba que la cosmología situándose fuera del ámbito científico, debe considerarse esencialmente una metafísica: no un intento de describir realmente como es cosmos, sino la expresión de la voluntad, de los deseos y, sobre todo, de la fantasía del cosmólogo.
El Universo en tanto idea humana es la unidad de lo diverso en donde la medida de los fenómenos es la relatividad, por lo que la aparición y desaparición regular de galaxias, el colapso gravitacional de estrellas masivas, la explosión de supernovas, y esas regiones del espacio con una densidad de masa tan poderosa que genera campos gravitacionales que no deja a la luz escapar, llamados agujeros negros, etc., son una expresión del orden, inmensidad y eternidad de lo que allí acontece, pero, sin ignorar que la capacidad humana de "observar" más lejos y con más detalle en cada etapa del desarrollo científico ha permitido contemplar el cambio del mapa del universo a medida que el hombre, como expresaba Blais Pascal, por medio del espíritu de geometría sabe más de las estrellas, pero también envejece ante ellas. La inmensidad del universo subraya la pequeñez del hombre, terminaba manifestando Pascal.

Horizonte cosmológico.
El horizonte cosmológico es la parte visible del universo, desde donde se puede observar que la Tierra se encuentra en un Supercúmulo de galaxias. Dentro de este Supercúmulo se localiza un grupo más pequeño de galaxias llamado Grupo local. La Tierra está en la segunda galaxia más grande del Grupo local, llamada Vía Láctea. Una de las versiones mitológicas indica que Hera, esposa de Zeus, y Atenea, paseaban por el campo, cuando vieron a un hermoso niño, que en realidad era Heracles, abandonado en la hierba. Atenea convenció a Hera de que amamantara, pero Heracles chupo la leche con tanta violencia que hirió a la Diosa. Hera lo apartó de su seno vigorosamente y la leche siguió fluyendo hasta que se formó la Vía Láctea.
Saber en dónde se sitúa la Tierra, también da lugar a confirmar que hay otros universos situados fuera de la Vía Láctea, y que la separación entre ellos aumenta más velozmente cuanto más lejos están, lo que conduce, desde los parámetros del conocimiento humano, a aceptar la expansión acelerada del universo: un universo que aumenta de tamaño y que se va enfriando, y que hace tener presente que el hombre frente al todo es una nada, una mota de polvo en el infinito. O como lo hacía saber Pascal, "Somos nada para el infinito, todo respecto a la nada".
En la estructura de la Vía Láctea hay cientos de millones de cuerpos celestes y sistemas planetarios. La Tierra forma parte del Sistema Solar, un grupo de nueve planetas, así como numerosos cometas y asteroides que orbitan al Sol. Existe en la Tierra la vida; y y dentro de todas las formas de vida, especies y seres, y esto es lo asombroso y lo maravilloso, hay un ser único, que se plantea o cuestiona por su naturaleza, por su estructura, por su ser y estar: el hombre. Por supuesto, imposible dejar pasar por alto la sospecha de que si existe la vida en la tierra, entonces también hay formas de vida más allá de nuestro planeta. De ser la vida algo extendido en el universo, tendría que estar influyendo, aunque no sepamos cómo aún en su estructura. El hombre como afirman en la actualidad Stephen Howking y Thomas Hertog tiene que estar atento a la voz del universo mediante la observación de las ondas gravitacionales generadas durante la fase de expansión del universo en sus estadios iniciales, ya que según estos astrofísicos, estas ondas son vibraciones del tejido del espacio-tiempo (similares a las que genera el sonido) que se producen cuando una masa en el espacio se acelera. Algo así como el eco, dicen ellos.

El hombre es el habitante de la Tierra.
La Tierra, una futilidad en el espacio, es el hogar para una increíble variedad de criaturas vivientes, pero es el hombre quien hace de la Tierra su mundo en tanto que es el único dentro de todas las especies y clases de seres, capaz de sentir, pensar, expresar y transformar la naturaleza en su habitad, en su casa. Habitar es estar bajo el cielo, cuidar y proteger la tierra. También es venerar a la Diosa madre, que, junto con el agua, a decir de varias mitologías, de cuyo vientre renace año tras año la vida y se restablecen los ciclos naturales. Gea, Gaia o madre tierra era la gran diosa venerada por los antiguos Griegos, era las diosa más antigua del Olimpo. En la mitología griega es la creadora del Universo, además era capaz de predecir el futuro por lo que también era considerada una profetisa.
El habitar como bien lo plantea Heidegger, presupone una relación auténtica con el mundo, y esto se hace posible mediante el arte. Para autor de El ser y tiempo, el concepto de habitar viene a significar la totalidad de nuestra permanencia terrenal en cuanto "mortales en la Tierra" que somos y cuando el mundo se torna agobiante y amenazante resulta importante controlarlo emocionalmente y aprender a captarlos a través de lo que se llama comprensión poética, sólo a través de ella el hombre puede desarrollar un amor y respeto por las cosas y de este modo salvar a la Tierra. En la actualidad, la Tierra es el escenario de la tele globalización de la información y de la comunicación de la sociedad. En definitiva, en la presente, como en cualquier otra época pasada, el hombre habita la Tierra gracias a su estructura corporal y a las posibilidades que le abre, en general, la subjetividad. Entendida esta como la forma dable del ser del hombre en el mundo y estructurada por los sentidos, el pensamiento, la expresión y el construir o trabajo.
Puedes acceder al siguiente link para el video:
Bibliografía.
Koestelr, Arthur. Los sonámbulos. Huedes, chile 2017.
Butterfield, Herbert. Los orígenes de la ciencia moderna. Concayt. Méx. 1981.
Jean de Wahl. Introducción a la filosofía. FCE. Méx.
Lovett Cline, Bárbara. Los creadores de la nueva física. FCE. Méx. 2021.
Introducción a la filosofía

Unidad y pluralidad de la filosofía.
Es imposible no señalar que el estudio de la filosofía conlleva implicaciones personales, es decir, es un acto de fidelidad del individuo consigo mismo y ante la sociedad, pues continuamente hay que estar evaluando, por una parte, la existencia, que siempre es individual y única; por otra parte, el comportamiento y cómo se debe actuar correctamente en la sociedad. Entonces, de esta manera, quien estudia filosofía se coloca, interpreta y transforma el mundo ... ¡vive el mundo!
La cantidad de disciplinas en la que la filosofía diversifica la unidad de la cuestión de qué es la realidad, es una muestra palpable del modo en que procede al abordar sus temas y problemas a lo largo de su historia; las diferentes y opuestas corrientes de ideas entorno al ser y a la verdad, los distintos métodos de interpretación y análisis con los que las doctrinas y escuelas de pensamiento estudian el conocimiento, la bondad, la belleza, la sociedad, la naturaleza, el hombre, etc., así como la propia posición y valoración que asume el filósofo frente a la realidad, es evidencia de uno de los de los rasgos más patentes y significativos de la filosofía: su unidad y pluralidad, lo que, obviamente, dificulta, según que la filosofía pueda ser de definida desde un solo enfoque e incluso: unidad y pluralidad llegan a coexistir en un mismo momento histórico, como ocurre en el presente, a decir de Juliana González.

El llamado de la filosofía.
La vocación es un llamado (vocatio) que tarde o temprano hay que escuchar dado que es ineludible. Llega en la vida, un momento que preguntamos ¿Qué hacer con nuestro ser? El científico, el artesano, el astronauta, el conductor de uber, el artista, el historiador, el poeta, el albañil, etc., realizan actividades humanas; igualmente el filósofo. Actividades u oficios para los que se tiene que ser apto y además inclinación natural para hacer las cosas con gusto, placer y deleite, esto es, con satisfacción. Aristóteles, dejaba dicho que: "La felicidad es el significado y propósito de la vida, el objetivo y fin de la existencia humana".
Es obvio que la filosofía es una actividad humana, como todas las que el hombre realiza en su existencia, pero, diferente por su compromiso vocacional. El llamado por la filosofía, además del compromiso por la verdad, también es un llamado por la justicia, la paz, la felicidad. Michael J. Sandel, filósofo estadounidense, dice lo siguiente: «Me dejé seducir por la filosofía y todavía no me he recuperado (...). Lo que me atrajo de la filosofía no fue su abstracción, sino su carácter ineludible y la luz que arroja sobre nuestra vida cotidiana. Entendida de esta manera, la filosofía pertenece no solo al aula, sino a la plaza pública, donde los ciudadanos deliberan sobre el bien común. Dondequiera que viajo siento un gran interés por el debate público sobre cuestiones importantes, preguntas sobre la justicia, la igualdad y la desigualdad, sobre la historia y la memoria, sobre lo que significa ser ciudadano»
El hombre es el ser de la elección.
La vocación es a especie de una voz interior que aconseja qué actividad elegir para realizarnos. La elección vocacional es un acto de fidelidad de sí mismo, además, acto de coherencia entre el pensar y el actuar debido a que está ligada a los compromisos existenciales. Desde luego, la vocación implica: dedicación, responsabilidad y comunidad, es decir, sin disciplina, sin compromisos y sin vinculación con el mundo común de los demás, el hombre no se realiza integralmente. Elegir en la vida, un oficio, profesión o modo de ser, vocacionalmente conduce al individuo a la adquisición y práctica de aspectos vitales, tales como:
PAIDEIA: adquisición de una formación, esto es, cultivo de una forma de ser y de una actitud crítica frente a los hechos de la vida.
AUTOGNOSIS: conocimiento de sí mismo, o sea, autoconciencia.
AUTARKEIA: Control y dominio de sí mismo. La Autarkeia, hace del hombre un ser libre y le procura la mayoría de edad o esa serenidad que hace ver los problemas de la vida sin prejuicios.

Los campos o disciplinas filosóficas.
¿Qué es la realidad? para ensayar respuestas a esta interrogante, por razones metodológicas, la filosofía procede a parcelar en campos o en disciplinas a la realidad, aunque mantiene un enfoque crítico y total de las mismas.
Las disciplinas son esas actividades intelectuales y teoréticas que muestran las formas que puede adoptar la filosofía para la reflexión e investigación de la realidad. Se puede entender a cada una de las disciplinas como el punto de partida desde donde se pueden hacer preguntas e intentar responderlas según la naturaleza de los problemas o regiones específicos de la realidad. Las respuestas que cada disciplina filosófica ofrece son racionales, críticas e históricas. Convendría señalar que cada una de las disciplinas filosóficas guarda una relación estrecha con las demás áreas del saber; que además de hacer una indagación sobre los fundamentos propios, al mismo tiempo, se convierten o pasan a ser fundamento de las demás áreas o campos del conocimiento humano. De ahí, el dicho popular: la filosofía es la madre de todos los saberes y conocimientos.
La lógica, que tiene un carácter formal, se encarga de estudiar los modos del pensamiento: concepto, juicio y raciocinio. Su nombre viene del término "logos" (en griego), que significa idea, pensamiento o razón. Está claro que la lógica tiene como principal objeto de estudio a las propias ideas, y busca sacar conclusiones a partir de determinadas premisas, a través de la realización de inferencias. La lógica se aplica en prácticamente en todos campos o actividades humana, por ejemplo, las matemáticas, el derecho o la informática, ya que puede ser una herramienta muy útil para resolver problemas complejos, pero también los simples y comunes de todos los días. La vida es lógica, porque la lógica no se limita al estudio de las leyes del pensamiento, por ejemplo, en el caso de Hegel, para quien la lógica es la ciencia del proceso, del devenir, de la alternancia entre el ser y la nada, también, la lógica está interesada tanto en la materia como en el pensamiento, la forma y el contenido, lo absoluto y lo relativo, lo racional y lo irracional. La lógica como ciencia del devenir del ser. No hay lógica sin otología, sin biología, sin antropología, sin fenomenología, teología, etc.
La epistemología. Su nombre tiene origen en el término "episteme", que significa conocimiento. Esta disciplina se encarga de estudiar todos aquellos aspectos acerca del origen racional o empírico, la subjetividad u objetividad del conocimiento y los grados de la verdad. Otros términos que se han usado para hablar de epistemología son la "filosofía de la ciencia", ya que su objeto de estudio es el conocimiento en todas sus formas, y, además, se ocupa de estudiar la validez y posibilidades de la razón humana. Resulta fundamental la discusión moderna, entre racionalistas e empiristas, respecto al problema del conocimiento: que si la certeza y verdad provienen de la materia a través de los sentidos o si la verdad ya está contenida en ideas generales que la razón y el entendimiento captan sin el concurso de la experiencia, en estas dos posturas se juega gran parte de las direcciones de la validez de la ciencia; más tarde vendrán las críticas positivistas, fenomenológicas, dialécticas y hermenéuticas a los enfoques modernos de la teoría del conocimiento.
La ontología. El estudio del ser en tanto que ser, es decir, la esencia y las propiedades del ser en general, son el tema de estudio de la ontología, al mismo tiempo que pretende analizar los principios que rigen el propio ser, también se enfoca al estudio de las categorías generales del ser humano y las clases de entes existentes. Por ejemplo, tanto para Aristóteles como para Santo Tomás, todo aprendizaje se obtiene gracias a la aplicación de los principios a determinadas materias o a ciertos temas o cosas particulares. Obviamente estos primeros principios van precedidos por el conocimiento sensible de las realidades sobre las cuales se aplican los principios. De modo que cualquier conocimiento que procede de la experiencia puede, en algún sentido, ser principio. Para la ontología un ente es "una cosa o ser que tiene existencia real o imaginaria", se trata de un concepto abstracto. Es una disciplina que tiene un mayor componente metafísico (de hecho, se suele considerar parte de ella). Etimológicamente, la palabra ontología proviene del griego "onthos" (ser) y "logia" (estudio) ciencia.
La ética. Se encarga de estudiar "el bien y el mal" según unos principios fundamentales, en relación al comportamiento humano. Etimológicamente proviene del término "ethos", que significa costumbre". La ética estudia también las relaciones entre los actos o comportamiento de los seres humanos (buenos y malos) y la propia moral. Así, se trata de la disciplina que regularía las normas sociales y costumbres dentro de una comunidad, permitiendo que valorásemos los comportamientos dentro de unos parámetros "éticos" o morales, calificándolos como correctos o incorrectos. Aunque, no hay que dejar en el olvido que la ética, también pone a la luz que las morales son una expresión de las clases sociales dominantes o de aquellas concepciones de la vida social que reducen la moral a dos modelos: la moral de los amos y la de los esclavos. Para Nietzsche la moral de los esclavos es, esencialmente, una moral utilitaria, pesimista, escéptica y sometida. Piedad y compasión son los valores de la ética servil, por el contrario, en la moral de los amos, el individuo es la fuente de valores ya que es una moral de autoglorificación, pero también compasiva y filantrópica. Según Nietzsche, en alguna parte De Más allá del bien y del mal, señala: también el noble ayuda al infeliz, pero no- o casi no- por compasión, sino más bien por un impulso generado por la sobreabundancia de poder.
La estética. La belleza, la percepción de la misma y los juicios estéticos son los asuntos de estudio de esta disciplina. Estética viene del término griego "aisthanomai" (sentir lo bello, lo agradable), aunque también se acepta que proviene de "aisthetiké", que significa sensación o percepción. En otras palabras, podría decirse, que la estética es la "filosofía del arte". Concretamente, estudia la experiencia estética, la naturaleza del valor de la belleza, el orden y la armonía de las cosas susceptibles de ser bellas. Analiza, además, qué condiciones son necesarias para sentir o percibir algo bello. Por otro lado, la estética se encarga de formular una serie de categorías y fundamentos dentro del campo artístico, en el lenguaje del arte. Esto permite que la filosofía sea introducida en muchos ámbitos de las humanidades y de la historia del arte, entre otros campos de conocimiento con los que mantiene una relación estrecha. Por ejemplo, ya Plotino, dejaba indicado que, "la belleza pertenece al dominio de la visión y también del oído. Así, está en la música, y en tanto que los canticos y los ritmos son siempre hermosos, podría decirse que en todo tipo de música. Por otro parte, y por encima más allá de la sensación, encontramos la belleza en las costumbres, en los comportamientos, en la ciencia ... Existe, además, la belleza de la virtud.
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Bibliografía.
González Va. Juliana. "Unidad y pluralidad de la filosofía". Theoría. Revista de filosofía. UNAM. Méx. 1993.
Nicol Eduardo. "Crisis de la educación y de la filosofía". Idea de vario linaje. UNAM. Méx. 1990.
Jean de Wahl. Introducción a la filosofía. FCE. Méx.