La época técnica planetaria.

La técnica vive de su propia extensión.
La época técnica planetaria ilustra el grado de desarrollo del ser del hacer y del pensar humano general en donde toda actividad, práctica y teórica, es efectuada conforme a la mediación de una racionalidad cuya teleología y proceder metodológico a la realización de la eficacia mundial y global toda ella enfocada está a través del empleo de programas, protocolos, plataformas, redes y dispositivos tecnológicos; no hay región natural, social y espiritual que no evidencien la presencia de un hacer y pensar cuyo fundamento sea la apropiación, control y administración absolutamente de todo dentro de un total planificar. Motivo por el cual decimos que hoy pensamos y actuamos conforme al espíritu de la época, es decir, conforme al plan de la tecnología.
Kostas Axelos en su obra titulada Introducción a un pensar futuro expresa-"Por fin, y tras una larga historia hemos ingresado a una época que universaliza al ente, lo ha investigado plurilateral y omnilateralmente, y lo ha transformado de una manera efectiva, es decir, técnicamente" [1] Filosóficamente esto significa el paso de naturaleza a historia que el hombre llevo a cabo durante el proceso de la razón dramatizada durante la modernidad con su epilogo tecnotrónico y velocidad de la información durante la posmodernidad
La imagen de la época técnica planetaria quizás no vaya más allá de la siguiente descripción: naves espaciales que exploran lunas y planetas para que el hombre extienda su habitad, aviones supersónicos que orbitan la tierra en cuestión de minutos con lo que los continentes desaparecen, automóviles híbridos conectados a satélites, aerotrenes y cruceros guiados por programas infalibles, súper-carreteras de la información, televisores de cristal líquido que decoran y ambientan el espacio privado del hogar, nano-ordenadores y otros tantos accesorios que nos implantan una aceleración a la manera de otras tantas prótesis tecnológicas; época de la producción de órganos biológicos en el laboratorio, clonación de la vida y del arte; era de la telepresencia y de la seducción del sujeto por parte del objeto, época, en fin, del funeral del "yo " y de la realidad.
Desde luego, la descripción que de la época técnica planetaria hoy tenemos se fundamenta en una serie de fenómenos que forman el horizonte del mundo contemporáneo, tales como la aceptación de que la Teoría de Sistemas, para quien la referencia ya no es la relación hombre-naturaleza sino la relación hombre máquina; el incremento de la comunicación en directo a escala global que suscita la realización de la ubicuidad; el desarrollo integral y extensivo de la tecnología, que simplemente es más invasiva puesto que alcanza no sólo nuestro cuerpo, sino nuestra conciencia y a la vez convoca una variedad de poderes extra-humanos que no habíamos previsto y que por supuesto vienen a provocar que tengamos que modificar o cambiar nuestra noción acerca de lo que habíamos venido creyendo como realidad y verdad.
El desplazamiento de lo natural por lo artificial, es decir, el hecho de que lo humano vaya siendo sustituido por lo inhumano donde el pensamiento dialógico, que tiende a depender del uso de la analogía y de la intuición, día a día es borrado por el pensamiento lógico, algebraico, binario y computarizado e imperativamente impuesto por la época técnica planetaria. Probablemente la referida descripción, en verdad, se quede demasiado corta frente al efectivo despliegue y alcance integral y extensivo de la tecnología en nuestros días y del futuro inmediato, ya que, como piensa Jacques Ellul: La técnica vive de su propia expansión, de su mismo ir conquistando otras fronteras. '... y ni siquiera podemos decir que asistimos ahora a su pleno desarrollo. Contrariamente, es previsible que le queden aún conquistas decisivas -el hombre entre otras-, y no descubrimos el obstáculo capaz de impedirlas. O sea, la técnica es como el deseo imparable que jamás encuentra satisfacción alguna [2]. En la época técnica planetaria, desde su origen moderno, lo fundamental siempre ha sido el proceder racionalizado con el que se desempeñan los individuos y las instituciones a fin de apropiarse de los objetos, hombres, situaciones y procesos desde un enfoque que traza y calcula, que diseña y planifica; un pensamiento que se impone como ley del presente acontecer mundial y globalizado y al mismo tiempo filtra sus conocimientos especializados, valores morales y estéticos, creencias y representaciones acerca de las formas y estilos de vida bajo la dirección ideológicas de éxito inmediato que colocan a la sensibilidad contemporánea a vivir bajo el orden de la experiencia de lo ligero, deslizable, intercambiable, comprimido, orbital y en perspectiva de un horizonte de flujo permanente de datos o de universos de información, manipulables digital y telemáticamente.
En su génesis la época técnica planetaria en algún momento también fue denominada como: razón técnica, pensamiento tecnocrático, eje de dirección burocrática de la sociedad, racionalidad planificadora de la industria de consumo, etc., lo que hace ver el largo trecho en el que la hunde sus raíces la racionalidad tecnológica como programa por el cual todo devino en administración de la realidad. Otras denominaciones de las que es objeto la época técnica planetaria son: por ejemplo, Herbert Marcuse la califica como sociedad industrial avanzada; Raimo Aron la determina como sociedad programada; Ernest Mandel la nombra como capitalismo tardío; en algunos casos sociedad burguesa y burocrática, en tanto fue la correspondiente sociedad en la que comenzó a estructurase tal época y su peculiar racionalidad.
Se puede plantear -sería la tesis de esta serie o presentación- que el arribo a la época técnica planetaria se debió a que la "vocación" del conocimiento como amor al saber, cuya finalidad era estrechar la relación armónica del hombre con la naturaleza devino en una "profesionalización" del conocimiento durante la modernidad. La "vocación" por saber y conocer libre y desinteresadamente se convirtió en "profesión" por controlar y dominar la realidad natural y el orden social. Este paso del aprehender el mundo al domino del mundo puso en camino a la época técnica planetaria. Época que en su raíz está animada por una racionalidad instrumental que en su núcleo mantiene viva la relación: saber- poder. Planteado en otras palabras: llegamos a la época técnica planetaria cuando se suscita la concreción de la relación Ciencia-Mundo, es decir, cuando la comprensión teórica y especulativa del mundo, o sea, la práctica teórica de la ciencia, encuentra una estructura de verificación de sus supuestos teóricos: la tecnología.
Es sólo con la tecnología que el hombre ha hecho realidad su sueño más anhelado: colocarse frente a la naturaleza como amo y señor. La tecnología ha posibilitado la transformación, dominio y control del hombre sobre la materia y de todo aquel espacio y tiempo que sean susceptibles de ser numerados y geometrizados. También, con la tecnología es que el hombre ha logrado arrancar los enigmas y secretos a las fuerzas naturales, con lo que, al mismo tiempo logra disipar sus miedos y temores frente a todo aquello que se mantenía como oscuridad y sombras a la comprensión de la razón, por lo que la humanidad entera acontecía en edades arcaicas y mitológicas. Con la tecnología, al concretarse la ecuación mundo-ciencia de pronto se puede echar mano técnicamente a la totalidad de la naturaleza; desmembrar en partes, nivelar y articular diferentes estratos, regiones, ámbitos y áreas, etc. Enseñoramiento real y efectivo del hombre moderno sobre la naturaleza.
Interrogar y desear conocer la causa, estructura y funcionamiento de los fenómenos naturales, así como los procesos sociales es una disposición natural, o sea una vocación, propia del hombre y en todas las épocas. Conocer los ciclos de la naturaleza, el funcionamiento del cuerpo humano, la formación de una estrella o una galaxia, así como comprender fenomenológicamente cada uno de los niveles existenciales de la vida y de la subjetividad, lo mismo que preguntarse por las energías de la materia a nivel micro y macro cósmico, en fin, o interrogarse por el destino, sentido y puesto del hombre en el cosmos es sin duda, una inclinación vocacional de todos los hombres. Más, servirse o aplicar los conocimientos naturales y humanísticos en la "modificación", alteración y, sobre todo, utilización de los ciclos de la naturaleza y procesos de la historia bajo fines previamente planificados es una tendencia, no de todo hombre, sino exclusiva del hombre de la época técnica planetaria.
Bibliografía:
Ellul, Jacques. La edad técnica. Barcelona: Ed. Octaedro, 2003
Axelos, Kostas. Horizontes del mundo. FEC., México1980.
Axelos, Kostas. Introducción a un pensar futuro. Amorrortu, Buenos Aires 1963.
Lefebvre, Henri. Hacia el cibernantropo. Gedisa, Barcelona 1980.
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[1] Axelos K. Introducción a un pensar futuro,101.
[2] Ellul, Jacques. La edad técnica. Barcelona:
Ed. Octaedro, 2003

El resultado del proceso de la razón moderna.
En la época técnica planetaria todos los encantos del racionalismo e iluminismo se despliegan hacia todas direcciones y puestos en juego para dominar y controlar a todo ámbito de realidad. Dice Axelos: "Época actual, donde todo ente se de tipo natural, humano -histórico- encuentra su elaboración y clasificación científico natural y científico histórico dentro de un plan total y de un total planificar" [1]. Es decir, la tendencia natural por conocer la vida fue sustituida por la tendencia de controlar y dominar la vida. Fue preciso que la aprehensión del mundo se convirtiera en sistema real de experimentación cuyos resultados prácticos fueran puesto al servicio de un orden social concreto: la sociedad moderna. Sociedad de la industria, de la técnica y ahora de la tecnología y del ciberespacio. Alcanzar la formación franca de la época técnica planetaria fue resultado del proceso de la razón moderna en donde la aprensión contemplativa del mundo se convirtió en sistema real de experimentación y de verificación. En el sentido abstracto de dicho proceso es permitido citar a Hegel, dice él: -"La verdadera figura en que existe la verdad, no puede ser sino el sistema científico de ella. Contribuir a que la filosofía se aproxime a la forma de la ciencia -a la meta en que pueda dejar de llamarse amor por el saber para llegar a ser saber real: he ahí lo que yo me propongo (...)- El demostrar que ha llegado la hora en que la filosofía se eleve al plano de la ciencia " [2]
El resultado del proceso de la razón fue una ciencia que por vez primera puso al hombre por encima y por delante de la naturaleza al permitirle lograr objetivos útiles, funcionales llevados a cabo mediante procedimientos eficaces. Lo que implicaba, definitivamente dejar a tras todos los principios del saber clásico: la deducción y el silogismo, así como los principios especulativos o reglas del saber aprendidas en las abadías y monasterios. El proceso de la razón que consiste en la disipación del mito y en la negación del "oscurantismo" como forma impropia de tener un control efectivo sobre el mundo natural. En dicho proceso la razón disipa los elementos irracionales y los vuelve racionales en la concreción del levantamiento de la ciencia como forma primera de investigación y arrancar los secretos más íntimos a la naturaleza y la conquista total del ser. Citando nuevamente a Hegel, la meta, dice el autor de la fenomenología del espíritu, se encuentra: "allí donde el saber no necesita ir más allá de sí, donde se encuentra a sí mismo y el concepto corresponde al objeto y el objeto al concepto". Esbozado queda en este pasaje el relato que la razón hace de sí durante la modernidad, misma edad histórica en la que tiene lugar la sociedad capitalista.
En la parte sexta del Discurso del método, René Descartes es muy claro respecto a cuál debería ser el enfoque, interés y objetivos de la ciencia moderna. Escribía el autor-"tan pronto como estuve en posesión de algunas nociones generales referentes a la física y al comenzar a experimentarlas en diversas dificultades particulares, advertí hasta dónde podía conducir y cuan diferentes eran de los principios que hasta ahora habían servido en esta clase de estudios, creí que no podía mantenerlas ocultas sin pecar grandemente contrala ley que nos obliga a procurar el bien general de todos los hombres en cuanto esté en nuestro poder; porque ellas me aseguraron de que es posible llegar a conocimientos muy útiles para la vida, y que, en lugar de la filosofía especulativa que se enseña en las escuelas, puede encontrarse una práctica, por la cual, conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del agua, del aire, de los astros, de los cielos y de los demás cuerpos que nos rodean, tan distintamente como conocemos los diversos oficios de nuestros artesanos, podríamos emplearlos de manera semejante en todos los usos para los que son apropiados, y convertirnos así en dueños y señores de la naturaleza [3].
La racionalidad con la que se desplazó el pensamiento moderno para imponerse planetariamente implicaba seguir ciertas reglas en donde lo esencial ya no era la especulación sobre la verdad sino la operación mediante la cual se efectuaba la eficacia. Lo que importa ahora, como lo hace saber Max Horkheimer y Theodor Adorno al exclamar que: -"no es la satisfacción de lo que los hombres llaman verdad, sino la operation. El procedimiento eficaz; el "verdadero fin y tareas de la ciencia" reside no en discursos plausibles, edificantes, dignos o llenos de efectos, o en supuestos argumentos evidentes, sino en el empeño y en el trabajo, y en el mejor descubrimiento de detalles antes desconocidos para mejor equipamiento y ayuda de la vida" dejaban saber los autores de la Dialéctica del iluminismo en 1947.
En la Dialéctica de la Ilustración es conocido que los autores de la teoría crítica y miembros de la Escuela de Frankfurt se interrogaban sobre cómo entender que una sociedad que ha alcanzado un progreso científico y tecnológico en donde la humanidad se ha liberado del oscurantismo produzca formas de explotación, dominio y control que conducen a la humanidad entera a una barbarie mucho más cruel y perversa. Tajantemente Jacque Ellul exclama: En tal sentido la técnica no es democrática, sino totalitaria: ocupa la totalidad del mundo sin solicitar ninguna opinión a los humanos e imponiéndose por su propia fuerza. 'La técnica se funde con el Estado' porque 'toda la administración no es más que una máquina'. Reiterando lo anterior, la estructura que condujo a la época técnica planetaria, estaría dispuesta tan sólo en una sociedad basada en la experimentación y modificación de la naturaleza, en la creciente industrialización del planeta, en el constante desarrollo del progreso tecnológico de sus medios de producción, distribución y consumo. No antes. Nuevamente escuchemos a Max Horkheimer, diciendo que: "la ciencia que surge con la sociedad burguesa va indisolublemente ligada al desarrollo de la técnica y de la industria. Para entender esta ciencia hay que ponerla en relación con el dominio de la naturaleza por parte de la sociedad" [4]
El efecto de identidad entre ciencia y mundo, entre razón y naturaleza provoca que las actividades humanas sean realizadas a la luz del imperio de una ley: la tecnología. La tecnología, como ley y palanca que mueve el mundo planetariamente. Lo planetario corresponde a nuestro tiempo, época donde toda división y fragmentación que la ciencia técnica más acabada del hombre ha sido efectuada. Dice K. Axelos: "una razón de enorme peso por lo cual hay que designar a la época actual como planetaria es que todo movimiento, toda acción se humana o natural encuentra su elaboración y clasificación natural y científica histórica en un plan total y de un total planificar" [5].
El plan es esencial para que la época técnica planetaria se efectúe. En efecto, esta época, como bien lo hace saber Axelos "planea, aplana todo lo que es, trae a la plataforma a la del plan de acuerdo con un plan, lleva a cabo un plan" por ello es que "la inspección rigurosa de los procesos de la manofactura, el trabajador especializado y la cooperación planificada de las diversas fases de la manofactura juegan un papel importante en la tecnología moderna. Hoy jugamos las reglas del plan que impulso al hombre a la conquista sistemática del mundo, a la consumación efectiva de la historia. Además, la acción planificadora suscita una conciencia tecnificada. Lo que significa que toda acción, práctica y teórica se hacen bajo la impronta de los fines de utilidad, rentabilidad, eficacia y ganancia. No existe autonomía de la política ante la técnica. La técnica convierte a 'la administración en aparato' los funcionarios en objetos y la nación en campo de operaciones'. Reflexionaba Jaques Ellul en su libro La Edad de la técnica.
Bibliografía.
Axelos, Kostas. Introducción a un pensar futuro. Amorrortu. Buenos aires 1963.
Axelos, Kostas. Horizontes del mundo. FCE. México 1980.
Hegel, F.W. Fenomenología del espíritu. Edit, Fondo de cultura Económica. México 1981.
Descartes, R. Discurso del método, parte sexta. Orbis. Barcelona 1983.
Max Horkheimer. Los orígenes de la filosofía burguesa de la historia. Alianza, Madrid 1982.
Ellul, Jacques. La edad técnica. Barcelona: Ed. Octaedro, 2003
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[1] Axelos, Kostas. Introducción a un pensar futuro, p. 96.
[2] Hegel, prólogo, Fenomenología del espíritu absoluto, p 9.
[3] Descartes, discurso del método, p. 88-99.
[4] Horkheimer, Max. Los orígenes de la filosofía burguesa de la historia, p. 20
[5] Axelos, kostas. Introducción a
un pensar futuro, p. 96.

La conciencia y la existencia tecnificadas.
En la época técnica planetaria todo se hace y se piensa; todo se aprende y todo se enseña según el esquema de racionalidad que se incorpora a la cabeza y a la mano de la totalidad de los hombres y en todos los espacios y rincones de la existencia donde la exigencia es aprender las reglas del juego e ingresar o acoplarse al plan de la tecnología. Nadie queda fuera del de abrazador planificar; todos los oficios, todas las profesiones, las actividades especializadas de las diferentes áreas de la vida social, así como la gran diversidad de actitudes, comportamientos, quehaceres y decisiones que se asumen en la escena de la vida cotidiana, pero también en aquellos espacios de actividades teóricas, reflexivas y críticas son penetradas por la luz y por la sombra de la época técnica planetaria, que como medida instrumental y estratégica tiende a tecnificar absolutamente a todo ente: natural, racional, social e histórico.
La tendencia y exigencia de pensar y de asumir la existencia en términos de producción y acumulación; de cuantificación y matematización; de contabilidad y de cómputo para enracionalizar los distintos niveles de la existencia humana y el conjunto de actividades que ahí se efectúan es el sello que la época técnica planetaria contundente e indiferenciadamente imprime: " como río que arrasa en su crecida, al estrecho valle, la tecnología arranca todo lo que se interpone en su camino y lo integra a su propio terreno. El poeta romántico, el anarquista, el comunista, el hippi flotan arrasados por sus aguas; ninguna rebelión puede contenerlas, sino añadir a pesar un poco de color a los despojos de la historia" [1]. Nada ni nadie queda al margen de la luz artificial de la tecnología que obliga actuar y a pensar "racionalizadamente" o en términos de productividad y eficacia sobre el menú en el cual el dedo digitalizador le otorga al individuo la ilusión de que es él quien decide y lo encumbra en una falsa autoridad en la cual es imposible advertir la mínima brizna de pensamiento crítico o fuerza negativa que haga violencia sobre el estado de tecnificación, de enajenación y de fetichismo en el que la vida y la conciencia se sumergen por obra de la tecnología.
Que la conciencia y la existencia discurran bajo la sombra de la tecnificación implica que los actos de la razón dejen de ser libres, es decir, vocacionales para volcarse hacia la profesionalización y especialización. Terreno en donde la razón, armada de conocimientos científicos muy vastos, sistemáticamente se enfila a la apropiación, dominio y control de las cosas para obtener beneficios, ganancias, rentabilidad. La gratuidad y el desinterés por hacer bien las cosas con alcances comunitarios caen en el olvido. Al avanzar a pasos de gigante la época técnica planetaria también produjo que todos sus logros y triunfos avasallantes e instrumentalmente sobre el orden de lo natural y la clasificación, jerarquización y nivelación de lo social desembocaran en un nihilismo mundializado y sombría globalización, pero encubiertos por una positividad e ideología del progreso tecnológico. Es inevitable señalar que bajo la luz del progreso hay una sombra de terror que invade la vida tan violentamente como un huracán que desbasta montes y valles a su paso, que hace temer por el futuro de la humanidad debido precisamente al tipo de control y tecnificación de la existencia. Para decirlo junto con Edurdo Nicol: "efectivamente el futuro de la humanidad está en peligro, y ese peligro no viene del auge de la técnica, sino de la tecnificación de la vida entera, en tanto tecnificación significa predominio de la búsqueda totalitaria de la utilidad y puesto que la técnica es una profesión utilitaria el peligro crece" [2]dejaba escrito en Nicol en El porvenir de la filosofía.
Por supuesto, el progreso llevado a cabo por la tecnología a lo largo de la época técnica planetaria requiere de ser justificado y legitimado para no tomar en serio las anomalías o contradicciones propias de la dialéctica del progreso científico y tecnológico sobre la naturaleza. -exclamaba Adolfo Sánchez Vázquez en su Conferencia Magistral en el Congreso internacional de filosofía en la ciudad de Guanajuato, allá por el amanecer de la década de los años 80´s -"Ello requiere ocultar o enmascarar la verdadera naturaleza de un proceso que no sólo puede ser considerado en su condición instrumental, sino en relación con los fines que en él se materializan" [3] (A. Sánchez Vázquez. "racionalismo tecnológico, ideología y política". Congreso Internacional de Filosofía, Guanajuato, 1981.)
Pareciera que la tecnología desde su origen mismo fuera independiente de toda voluntad humana. La creencia de que la tecnología, de alguna manera, no está controlada por el hombre y qué ella sigue su propia dinámica, es una idea desarrollada por los literatos de la ciencia ficción, los cineastas, los poetas y los filósofos. Todos los cuales ponen por delante la activada destructiva en tanto la tecnología deja de estar guiada por motivaciones humanas. Por ejemplo, Heidegger piensa respecto lo siguiente: -"el progreso ha ido tan lejos que no hay derogación posible. Nadie puede preveer los futuros cambios radicales; pero el avance tecnológico será cada vez más rápido y nunca se podrá parar. En todos sus ámbitos de existencia estará cada vez más firmemente cercado por las fuerzas de la tecnología. Estas fuerzas, que por todas partes y en todos momentos exigen, encadenan, estiran, presionan y se imponen al hombre. Bajo la apariencia de algún que otro artificio técnico, estás fuerzas ...lo ha llevado desde mucho tiempo lejos de su voluntad y lo han hecho disminuir su capacidad de decisión" [4]. La dinámica con la que se va realizando la época técnica planetaria como progreso y enseñoramiento del hombre sobre la naturaleza y las contradicciones que se generan en su seno en realidad no son más que la efectividad de la lógica de la producción capitalista que a la larga implica una condición de tecnificación de la conciencia y de la existencia apoyada firme y positivamente del trabajo de la razón moderna sobre tres planos. En primer lugar, la razón produce una ideología que obliga a la racional a concretarse sólo en un aspecto de la realidad y afirmara que lo demás es pura ilusión. Lo hace llevando a cabo la tarea histórica formal que ella misma se fija y suprimiendo la necesidad de la crítica de lo real, de aquí el positivismo. En segundo lugar, la razón llega a ocupar este espacio de un modo tal que fuerza una oposición eficaz a la metafísica abstracta y con ello hace que la crítica parezca culpable de irrelevancia. Peor aún, puede de hecho obligar a la oposición a aceptar una ontología afirmativa. Por último, la razón está al servicio del orden social, en concreto cuando fomenta la eficacia productiva y política y la represión". Lo más grave todavía de estos tres horizontes en los que la razón moderna imperativamente trabaja a fin de ocultar los aspectos contradictorios de su proceder, es que, como lo escribía Georg Friedman en su ensaño sobre "La filosofía política de la escuela de Franfurt.
Quien vive bajo los efectos y el dominio de una conciencia tecnificada jamás aceptará que lo artificial no vive sino a condición de lo natural. Es por ello que el pensar tecnificado agota el pensamiento crítico y al mismo tiempo oculta su naturaleza formal e instrumental e impide que el sujeto pueda comprender el carácter o naturaleza de su racionalidad. Esto es así, porque, en palabras de Adolfo Sánchez Vásquez, -"ocultar que el progreso tecnológico, lejos de obedecer a una lógica propia o a una "coacción objetiva interna" responde a fines e intereses reales que son los que en las grandes decisiones tecnológicas, oculta así mismo el hecho de que el poder de la tecnología se halla condicionada por el marco social y político correspondiente y que, por tanto, la racionalidad tecnológica, como racionalidad instrumental, se halla limitada por esos intereses reales y por ese marco, y oculta finalmente que, en nuestros días, la tecnología se desarrolla sobre un fondo irracional que hace cuanto más racional sea la acción tecnológica más racional se vuelva su uso".
Bibliografía.
Axelos, Kostas. Introducción a un pensar futuro. Amorrortu. Buenos aires 1963.
Axelos, Kostas. Horizontes del mundo. FCE. México 1980.
Hegel, F.W. Fenomenología del espíritu. Edit, Fondo de cultura Económica. México 1981.
Descartes, R. Discurso del método, parte sexta. Orbis. Barcelona 1983.
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Ellul, Jacques. La edad técnica. Barcelona: Ed. Octaedro, 2003.
Thompson, William. Oscuridad y luz difusa (cuatro miradas sobre el futuro) Edit. Concyt, Méx. 1982.
Nicol, Eduardo. El porvenir de la filosofía. FCE. Méx., 1985.
Sánchez Vázquez, Adolfo. "Racionalismo tecnológico, ideología y política". Congreso Internacional de Filosofía, Guanajuato, 1981.
Heidegger, M. ¿Qué significa pensar? Edit. Nova, buenos Aires 1972.
Friedman, Georg La filosofía política de la escuela de Franfurt. FCE., Mex. 1984)
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[1] Thompson, William. Oscuridad y luz difusa (cuatro miradas sobre el futuro), p. 53.
[2] Nicol, E. El porvenir de la filosofía, pp 19 -22.
[3] Sánchez Vázquez. "racionalismo tecnológico, ideología y política". Congreso Internacional de Filosofía, Guanajuato, 1981.
[4] Heidegger,
M, ¿Qué significa pensar? Edit. Nova, buenos Aires 1972.

Nacimiento y desarrollo de la época técnica planetaria.
La conciencia tecnificada representa los aspectos de crisis y de merma del pensamiento en la que cae el individuo de la época técnica planetaria cuando la tecnología -en tanto expansión- dice Marcuse -"ha invadido el ámbito interno de la privado en las formas del trabajo colectivo, la vida comunitaria y la diversión, ha eliminado prácticamente la posibilidad de asilamiento en que el individuos, vuelto sobre su soledad, puede pensar, interrogarse y saber" (Marcuse, el hombre unidimensional). Esta merma del pensamiento y resistencia individuales (como las califica Horkheimer) es lo que para Karel Kosik significa la transposición subjetiva de la realidad como sujeto objetivo en la preocupación de la vida cotidiana. Para Karel Kosik, preocuparse es enredarse en la maraña de relaciones que se presentan ante el individuo como mundo práctico-utilitario ... la preocupación es la mera actividad del individuo social aislado. La preocupación apunta Kosik: "no es el estado de conciencia cotidiana de un individuo fatigado, que puede liberarse mediante la distracción. La preocupación es el empeño práctico del individuo en el conjunto de las relaciones sociales, comprendidas donde el punto de vista de este empeño personal, individual. ... La preocupación es el mundo del sujeto. El individuo no es sólo lo que él cree, o lo que la sociedad cree, sino algo más, es parte de una conexión en la cual él desempeña un papel objetivo, supraindividual, del que no se da cuenta necesariamente (Karel Kosik, "metafísica de la vida cotidiana" [1].
Situado puede ser el nacimiento de la época técnica planetaria a principios del siglo XV, cuyo desarrollo ocurrirá a lo largo de la modernidad y se consolidará en la presente fase del acontecer mundial y globalizado tecnológicamente. A principios del siglo XV, comienza a operarse una transformación el modo de concebir y de pensar el mundo, aparece en escena la modernidad. Se elabora una nueva imagen de la naturaleza que sustituye a la anterior concepción del cosmos. Desaparece la antigua distinción entre "mundo terrenal" y el "cielos incorruptibles"; el supuesto de que la tierra se encontraba en el centro de un orbe concéntrico, ocupando en él su "lugar natural", la generación de los llamados cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire; la idea de que hay un final último en el proceso natural de existencia humana. Tiene lugar la idea de que de que el mundo es obra y producto de la luz natural del hombre, es decir, de su razón. En el transcurso de la época técnica planetaria Leibniz y Nweton formulan el cálculo infinitesimal, mientras -Descartes, previamente, al unir, el análisis de los antiguos y el álgebra de los modernos, funda la geometría analítica. Se conjugan el método experimental (Baconiano) y la matematización universal que exigía Galileo; a medida que en Europa Occidental la manofactura cedió su lugar a la producción fabril, se gestó uno de los más importantes virajes de la historia: la revolución industrial. Además, la expansión colonial dio lugar al desarrollo de la navegación lo que trajo la fundación de nuevos mercados y, por supuesto, a la expansión del capitalismo. El nacimiento del Estado moderno.
La radical transformación de la naturaleza por medio de la artificialidad incorporada por la tecnología en todos los planos de actividad humana era signo de que la época técnica planetaria estaba totalmente en marcha, sin importar que las praderas y aun las laderas de las montañas y caminos sucumbían ante el asfalto, el hierro y el concreto. La máquina aplanadora de la industria y la voraz tecnología desbordaban los límites de las energías eólicas e hidráulicas. Sabemos que a partir del siglo XV y a lo largo de los siglos XVI y XVII se fabrican instrumentos tales como el telescopio, el microscopio, el termómetro, el barómetro, el péndulo, etc. Puesto que la época técnica planetaria, en su fase primera es altamente productora en artefactos, aparatos y en máquinas de medición y de precisión. Tan productora como lo es la razón misma en efectos o en figuras de la verdad.
El hombre de la época técnica planetaria iluminado por la "luz natural" de la razón, que desde el renacimiento venía gestando un proceso de lucha contra las fuerzas del "oscurantismo", ahora poseía el control de la naturaleza. En un viejo artículo titulado "transformaciones de la cultura moderna" aparecido en la Jornada semanal en febrero de 1986 Eduardo Subirats escribía lo siguiente "A los ojos de los filósofos y científicos de los siglos XVII y XVIII, se alcanza efectivamente la unión, la identidad entre progreso tecnológico, científico, y entre Progreso, en aquel sentido estético y ético que, desde Petrarca hasta Giorgio Vasari, constituyen el fundamento de la nueva cultura". Termina por apuntar el filósofo español y simpatizante de la teoría crítica, diciendo que: "Esta síntesis, magistralmente cumplida en la filosofía de Kant, tiene lugar la hegemonía de una dignidad y una autonomía humanas que la universalidad de la razón científica fundamenta sobre una base a la vez epistemológica y metafísica".
El nuevo espíritu de las ciencias -continúa argumentando Subirats "los experimentos newtonianos sobre las leyes de la gravedad, posibilitó también los experimentos americanos sobre la independencia. La idea de la libertad, como principio de autonomía individual y como principio constitucional de los derechos republicanos, estaba indisolublemente unida a la del progreso científico-técnico" (Eduardo Subirtas. "Transformaciones de la cultura moderna" en la jornada semanal, p. 3-6, febrero de 1986). Pero, también este espíritu de progreso traía consigo fuerzas destructivas que muy temprano comenzaron hacer estragos en la naturaleza y en la vida social. Para decirlo con T. W Adorno -"cada progreso en el dominio de la naturaleza es progreso en el dominio sobre el hombre" o bien como lo expresa M. Foucault: "todo proceso de la historia tiene su lado oscuro, la historia oculta". O bien, es su caso como lo escribía Jaques Ellul: 'La técnica lo integra todo (...) el hombre no está adaptado a ese mundo de acero, ella lo adapta', cualquier cosa en la vida se acaba reduciendo a técnica (incluso el sexo). Y finalmente no sólo hay mecanización de las cosas sino de las relaciones humanas: 'la técnica deja de ser un objeto para el hombre y se convierte en su propia substancia'.
En efecto, desde el ángulo crítico en el que se posicionan los pensadores de la Escuela de Frankfurt, es un hecho que el espíritu del progreso moderno dibujaba el programa por el cual debería marchar el devenir humano. "Desde el principio- dice Hans Freyer en su libro Teoría de la época actual- se esperaba que el industrialismo, con sus torrentes de mercancías, sus vías de comunicación y su civilización racional conquistaría pronto la tierra hasta sus últimos rincones. A este acontecimiento de vincularon muchas esperanzas, esperanzas en una humanidad pacífica por el comercio mundial y las costumbres humanitarias. No se han cumplido estas esperanzas". "Tenemos que considerar que en una tierra industrializada universalmente los conflictos son más probables que antes, que el comercio mundial no es solamente un instrumento de paz y que el campo de fuerzas políticas está grávido de terribles tensiones". Concluía Hans Freyer. Ya había aquí un tono triste y melancólico por aquello que el progreso tecnológico oprimía y aniquilaba.
La época técnica planetaria imprime en todo y con gran fuerza en lo más profundo y en lo superficial su sello, es decir, nuestros propios modos de pensar y nuestros valores sociales derivan en buena medida de nuestra dependencia de, y preocupación por la ciencia que ha conducido al predominio ... de la racionalidad tecnológica como forma fundamental de pensamiento y, como reconoce Hans Freyer -"bajo la ley de la época, el hombre ha sido interiormente conmovido y alterado hasta en sus necesidades morales y relaciones íntimas, en su voluntad de vivir, en los deseos de sus sueños y en su neurosis" [2] También en este contexto se pueden citar las palabras de Heidegger, cuando ponía de manifiesto que -"la técnica abraza todas las regiones del ente que, en cada caso, aprontan al todo del ente: la naturaleza objetiva, la escultura cultivada, la política realizada y los ideales superestructurados. Por técnica, por tanto, no se entiende aquí los dominios separados de la producción y de los aprestos maquinistas" (Citado por K. Axelos)
Bibliografía.
Kosik, Kare. Dialéctica de lo concreto. Grijalbo, México 1967.
Subirats, Eduardo. "Transformaciones de la cultura moderna", La Jornada semanal en febrero de 1986.
Freyer, Hans. Teoría de la época actual. FCE. México 1976.
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[1] Kosik, Karel. Dialéctica de lo concreto.
[2] Freyer, Hans. Teoría de la
época actual, p. 116.