Una cuestión decisiva

10.01.2024


UNA CUESTIÓN DECISIVA.

En el espacio de la filosofía occidental es Platón quien da, por primera vez, sentido formal a la investigación de la realidad; la realidad tiene dos notas esenciales, la presencia y la verdad, una es ontológica, la otra epistemológica. La primera se refiere a todas las nociones acerca del Ser: aquello que es en tanto que es, que nunca ha sido ni será, sino que siempre ha sido y, además, hacer ser a las cosas tales y cómo estás son; la segunda indaga sobre las ideas, concepciones y teorías acerca de la Verdad: universal, clara y distinta, a la que se ingresa sin extravío alguno mediante esquemas lógicos, significa esto, investigar lo real desde el logos. Cualquiera otra manera de querer dar cuenta de la realidad en perspectiva de la totalidad, antes y después, del logos, conducirá a errores. Sin embargo, Platón se encuentra a medio camino, entre la poesía y la filosofía.

Decide, a la edad de veinte años, abandonar el tiempo de verdades tales como las manticas, las eróticas, las proféticas y por supuesto las poéticas que son útiles en el mundo de la opinión, de los misterios, de los enigmas y de los dilemas. Mundo-horizonte de la vida que Platón se ve obligado a tachar. Al saltar de la poesía a la filosofía Platón tiene claro que, en el contingente, azaroso, huidizo, errante y fugaz mundo la existencia no puede ser más que dramática, trágica y terrible, por lo que emprende el proyecto de intentar salvar al hombre de tal existencia.

Será necesario llevar a cabo una crítica a las disposiciones o potencia mimética del arte y calificar al poeta como aquel que puede escapar a la fuerza del ser, precisamente porque éste, el poeta, se retira o aleja de la razón, es decir, de la filosofía. Queda claro, entonces que el arte busca representar a la belleza, la filosofía a la realidad. ¿Puede el arte representar la verdad, lo ha hecho alguna vez? ¿Cabe pensar la belleza y el arte desde la filosofía? ¿Por qué lo primero no es posible, por qué lo segundo se da como un hecho? Platón tiene por delante una gran tarea: fundamentar, mediante su teoría de las ideas, del alma y del amor y sobre todo, con su renuncia a la poesía, que la filosofía consiste en la construcción racional y armónica de la realidad, lo que obliga al filósofo a expresarse mediante la vía conceptual, ámbito en el cual toda proposición tiene manifiestamente el rigor y consistencia de la identidad entre realidad y verdad; el arte, en general, por ser una actividad que se elabora desde la dimensión subjetiva-erótica individual- hechiza y mistifica el mundo. El arte encanta, la filosofía desencanta.

Platón deja de ser un shopos (sabio) para convertirse en philosophos, es decir, en filósofo, aquél que ama el saber. Evidencia ésta, y eso es lo interesante, de que después de la sabiduría viene la filosofía, lo que significa que, antes del concepto está la metáfora, es decir, una poética que danza al rededor del azar, contingencia, devenir, vaivén, oscilación y juego del mundo que se abre a la Theoria (sentidos, pensamiento, expresión) que comprende al ser en su modo rajado, fragmentado y abierto. Mundo-pensamiento que Platón, con su teoría de las ideas, justificara su destierro. O sea, superar el Mythos para acceder al orden de lo real desde esquemas lógicos, es decir, desde el Logos. ¿Se le quito lo esencial al mundo?